El pensamiento divergente y convergente en la formación de especialidades médicas
El pensamiento divergente y el pensamiento convergente son dos formas complementarias de procesar la información y resolver problemas. El pensamiento divergente se caracteriza por la generación de múltiples ideas y soluciones posibles a partir de un único estímulo, promoviendo la creatividad y la innovación (Guilford, 1967). Por otro lado, el pensamiento convergente implica la organización y selección de la mejor solución posible entre varias opciones, centrándose en la lógica y la eficacia (Cropley, 2006). Ambas formas de pensamiento son esenciales en diferentes contextos y momentos de la vida, y su equilibrio es particularmente importante en la formación médica.
El pensamiento divergente se empieza a establecer en los
niños (Lieberman, 1965). Estos, a los dos años, no se comprometen con una idea
fija de los fenómenos percibidos, sino que, por el contrario, los estímulos
ambientales tienen una interpretación abierta y cambiante según su ánimo y la
respuesta a las demandas sociales. En contraste, el pensamiento convergente
organiza las ideas perceptuales de forma que se pueda enfocar una finalidad,
estableciendo prioridades y un compromiso cerrado a una demanda puntual,
anulando toda información que no sea relevante.
Ambos tipos de pensamiento forman parte del razonamiento de
un residente de cualquier especialidad, pero el diseño restrictivo de la
educación médica genera una sobrecarga de pensamientos convergentes. Uno de los
fenómenos que se ha estudiado revela cómo la falta de sueño reduce la capacidad
del pensamiento divergente, no siendo afectado el convergente (Horne, 1988). De
esta manera, las tareas técnicas se podrían realizar, pero la creatividad y la
capacidad de pensamiento lateral quedan omitidas. Si analizamos lo anterior,
nos damos cuenta de que una residencia como la de cirugía general, en la que la
privación de sueño y las habilidades técnicas se combinan, bajo esta
interpretación heurística, se puede evidenciar el riesgo de perder la capacidad de tener creatividad
para solucionar los problemas de un entorno complejo como lo es la vida
cotidiana. Esto limita su capacidad de solucionar alteraciones creadas en sus
funciones psíquicas, pudiendo crear un vacío de sentido que puede llevar a
interpretar la vida como carente de soluciones y obligada a vivir bajo estados
de estrés que no es capaz de redefinir para lograr una estabilidad.
El pensamiento convergente solo tiene una solución concreta;
por tanto, ante la apabullante realidad, muchas veces puede aparecer el
suicidio como una solución obsesiva. Así, brindar espacios para potenciar el
pensamiento divergente se convierte en una opción coherente para revertir este
estado sometido del pensamiento, abriendo la posibilidad a los residentes de
crear nuevas perspectivas, lo que enriquece su vida, así como sus habilidades
para resolver problemas complejos.
Después de este relato divergente sobre el pensamiento, hace
falta la propuesta convergente que lo haga pragmático tras esta corta
reflexión. En este caso, la necesidad es abrir espacios dentro de las
rotaciones donde se pueda hablar sobre los problemas sin tabúes. Hay varios
ejemplos de esto: los escenarios de bienestar con juegos, las actividades
culturales, los grupos o encuentros centrados en una dinámica concreta y los
grupos de Balint. En el programa de medicina familiar donde estudié, estos escenarios
crean una protección frente a los peligros que conlleva el sometimiento del
pensamiento a la sobreconvergencia y la rigidez, lo que hace posible aplicar un
pensamiento más creativo, tanto a los problemas de la vida cotidiana como a los
retos complejos existente en las áreas médico-quirúrgicas.
Referencias
- Cropley,
A. (2006). In Praise of Convergent Thinking. *Creativity Research Journal*,
18(3), 391-404.
- Guilford,
J. P. (1967). *The Nature of Human Intelligence*. McGraw-Hill.
- Horne, J.
(1988). *Why We Sleep: The Functions of Sleep in Humans and Other Mammals*. Oxford
University Press.
-
Lieberman, J. N. (1965). *Playfulness and Divergent Thinking: An Investigation
of Their Relationship at the Kindergarten Level*. *Journal of Genetic
Psychology*, 107(2), 219-224.
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