Sobre el error
La palabra error viene del latín error, compuesta con: El verbo errare (vagar, andar sin rumbo, fallar, no dar con el blanco, equivocarse). Se vincula a una raíz *ers- (estar en movimiento). El sufijo -or (resultado de la acción) como en amor, candor, dolor, olor, etc.
Desde su concepción lingüística, error no es lo mismo que una equivocación, ya que esta última es llamar de la misma manera a una cosa diferente, y error no acertar en el objetivo que se plantea. Entonces aunque se entremezclen en el lenguaje cotidiano, el primero alude al necesario proceso por el que se adquiere la certeza en el empirismo y el aprendizaje académico; y el otro al proceso por el que se reemplaza la corrección del error por una justificación de este.
Para Morin, el error profundo no es un error de hecho (perceptivo/ilusorio), tampoco un error lógico (incoherente/inconexo). Sino del modo de organización del sistema de ideas (ideológico).
En ese sentido el error estructural lleva a la equivocación por contaminación ideológica y está a problemas en los sistemas conceptuales. Estos a su vez serán incompletos hasta que se corrija el error, se supere la equivocación y se generen nuevas maneras de responder ordenadamente.
Ahora, la corrección seguramente lleve a otro error, y este será "error en si" en la medida que el sistema en el que está inmerso y sus componentes ecológicos no encuentren utilidad en él, en las retroalimentaciones cotidianas, lo que hoy es apropiado mañana puede ser un error.
Entonces corregir cada cierto tiempo, en necesario, natural, ecológico, e implica considerar error y certeza como presentes en la misma idea, lo que antes era una certeza hoy puede ser un error, es algo normal, la equivocación es considerar certeza lo que es un error en si.
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