Trascendiendo problemas del pensamiento humano para conceptuar a Dios

Como texto, está reflexión es del orden filosófico, son puntos teóricos e hipotéticos, obedecen a un intento de superar la negación filosófica de Dios, sobre todo porque en mi experiencia de vida su negación en las ideas, no es un proceso de racionalidad, sino de racionalización dogmática, en ese sentido la misma religión ha contribuido, ya que ha rechazado su existencia cotidiana y mística, lo ha reducido y determinado a un ser que no está presente en todo momento sino que se invoca a través de ejercicios espirituales específicos y muchas veces difíciles de alcanzar en la vida cotidiana. Incluso en un mezcla de racionalidad y asimilación de la individualidad humana llevada al extremo, se niega su posibilidad en la creación de una filosofía transhumana donde se ve como objetivo la inmortalidad del cuerpo humano, su eternidad, situación fantasiosa y que no permite entender la trascendencia de ser mortales. Además se propone por personajes del mecenazgo mundial cosas tan increíblemente absurdas, como irse a vivir a la luna o a marte, en una negación evidente de la ecología necesaria para la supervivencia, "como no nos podemos salvar de la muerte en una pandemia entonces vámonos a marte, donde aparte de aire nos faltará el agua y la naturaleza", esa individualidad es una locura, la realidad es más amplia y más humana, no solo dependemos de esas cosas sino de la sociedad humana que nos rodea, la cual también requiere el más hondo respeto que le podamos tener.

Los errores frecuentes son los siguientes:

1. Dios no es una máquina, la vida tampoco, no es un gran motor, ni un arquitecto cósmico, no es un ente neutral y en una relación distante con el ser humano. No es una organización, tampoco es un sistema. Eso es reducirlo a las capacidades humanas. Si algo se parece es a la vida, en la cual cada una de sus moléculas por separado no son esenciales, como si lo son sus tejidos y organismos como función conjunta y ordenada de sus partes, es decir, una capacidad inmersa en todo el conjunto, no en una de sus partes, ni la suma de estas, porque es además el sostén, el lugar donde puede un sistema establecerse.

2. No es un mito, ni una metáfora, ni un personaje, no tiene barba, ni las propiedades humanas lo reflejan en sus formas de relacionamiento social o cultural. En este sentido, si bien el sentido teológico esta inserto en los mitos fundacionales y en un sentido moral dentro del comportamiento humano, solo refleja la comprensión histórica y cultural del ser humano ante Dios, así como su capacidad de aprehensión de una relación mística con Él que está sustentada en los libros sagrados, es decir evoca la búsqueda de Dios, pero no su encuentro dentro del hombre. Dios en una dimensión más cercana a su concepción real, no es un personaje literario, es una capacidad infinita, totalizadora, equitativa, viva y activa, presente en todo momento de la historia, una capacidad ordenadora tanto de sentidos sociales como humanos. 

3. Dios y Jesús, no son una invocación de espíritus de ultratumba o de un mundo de muertos. Esa concepción gnóstica y esotérica, habla de dimensiones de existencia para las cuales la vida humana no es más que una cárcel que mantiene presa el alma, en cierto sentido buscan en un mundo que le es velado soluciones mágicas a sus problemas reales. Cuando uno invoca a Dios, lo siente, sin dudas, sin razones, sin un mundo de muertos, al contrario, es lo más vivo del mundo. 

4. La manifestación de Dios en la vida, no se mide por el número de idas a misa, ni por acciones piadosas especificas, aunque estas enrutan, su comprobación es la percepción de ausencia de tinieblas en el interior, una certeza completa del sentido de la existencia llamada fe, su manifestación por lo tanto no necesita comprobarse ni tampoco ser respaldada por nadie, su efecto mejora el animo, equilibra la vida, educa y protege, mejora la relación con todo el sistema vital que nos rodea. 

5. Partir de creer, de sentir, de comprender, de aprehender, de entregar, de trascender, de vivir en conexión con una vida cotidiana que enseña, es ver a Dios en el corazón que se manifiesta por la unidad como equidad en la diversidad. 

6. No es Dios una mezcla de culturas religiosas mercantilizadas. Es un espíritu vivo en sus tradiciones originarias, no un montón de retazos vendidos en porciones por una cultura de mercado que lo quiere acomodar a su antojo (cultura new-age).


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